Saturday, March 10, 2012

Alfredo Scaglioni, del artista para el mundo
Por Dinorah Rivas


      Creo firmemente que todo tiene una razón de ser. Una cosa conduce a la otra, y somos la madeja que el destino anuda por los caminos de la historia. Precisamente, gracias a ese hado, conocí a Alfredo Scaglioni.

       Hace algunos años, una pariente argentina, Beatriz Fontela Curani, buscando eslabones perdidos de su primer apellido, me halló en un sitio cibernético de Genealogía, acaecimiento que nos ha llenado de satisfacción, familiaridad y afecto. 

       Un día, Beatriz me envió un mensaje invitándome a ver unas pinturas “online” que yo encontré fascinantes, y, así se lo expresé a Scaglioni, el artista, que además es un prestigioso arquitecto urbanista de amplísimo currículo, en el que resaltan trabajos de escenografía para una productora de cine. Este pintor ha logrado conquistar la admiración del más exigente público que articula el lenguaje del 5to Arte, exhibiendo sus obras con éxito en destacadas galerías de Argentina y España, entre otras.

       Scaglioni, agradecido por mi elogio, busca datos de mi persona en Internet hasta encontrarse con una fotografía donde encarno a un personaje importante de una de las obras cumbres de Federico García Lorca, “La Casa de Bernarda Alba”. Imagen que impresiona a su genio artístico y lo mueve a plasmarme en el lienzo.

       Más que en retribución de su amable gesto, sino más bien seducida por su arte, comparto con ustedes la sensibilidad de un artista que en su expresión valoriza los paisajes y las costumbres populares, dándole una gran vistosidad a los colores vivos y románticos, a la luz... y una sensación de movimiento real, preciso en sus líneas y curvaturas arquitectónicas.

       Comenzando con la pintura que tan amablemente me ha realizado, junto a otras piezas impresionantes de su cosecha, incluyo también direcciones que le llevarán a usted, amigo cibernauta, a disfrutar aun más de su maestría artística.


DINORAH
Oleo sobre lienzo - 65 x 46 cm - 01/2012
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VOCACION
oleo sobre lienzo - 65 x 46 cm
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VISTA DERECHA
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VISTA IZQUIERDA
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TANGO 1
Oleo sobre lienzo - 50 x 35 cm
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LISA - Nietita de Roberto
oleo sobre lienzo - 40 x 45 cm - 03/2011
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VILLA DE PALLADIO - Vicenza, Italia
Acrilico sobre tabla
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CALLES DE VENECIA 1
Acrílico sobre tabla - 40 x 60
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Técnica: oleo sobre lienzo
Medidas: 50 cm x 35 cm

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arq. Alfredo Scaglioni Bosatta




Tango: Adios Nonino por Astor Piazzolla

Monday, March 21, 2011

Sunday, March 6, 2011

Saturday, August 28, 2010

¿QUÉ ES EL EXILIO?

  





 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
  ¿QUÉ ES EL EXILIO?
   Por Reverendo Martín N. Añorga




Para algunos, un traslado, un cambio de dirección. Una aventura secretamente deseada que de pronto se hizo realidad. Para muchos una deplorable travesía hacia lo incierto.

Para los que eran afortunados, tenían propiedades bien adquiridas y disfrutaron de las comodidades propias de un intenso trabajo, el exilio fue la pobreza impuesta arbitrariamente, el cambio de los palacios por el estrecho cuartucho de un hotel sin estrellas. Pero fue también la exaltación del decoro, el despliegue de la más arriesgada expresión de la valentía y la máxima manifestación del patriotismo.

Para otros, un ascenso, un salto a mejor economía y a vivir sin mayores problemas.

Habrá quienes crean que el exilio es una bendición: viajamos, tenemos casas más holgadas, manejamos automóviles, y hasta buenas cuentas en el banco. Son los que han anestesiado su dolor por Cuba, inyectados por la ambición desmedida por el dólar.

Hay los que asocian el exilio con la amnesia. Para estos sus vidas empezaron aquí, con imperdonable olvido de los años vividos allá. Son los que cambian de nombre y de idioma, los que se han dejado subvertir la cultura y han aceptado calladamente una nueva geografía.

Están los que se han insertado en el cómodo espacio de la indiferencia. No creen en las organizaciones y por eso no las apoyan. Son los que se pasan la vida criticando a los héroes del pasado y se han dejado clavar en la frente la dolosa marca de la resignación.

Y están también los traidores y tramitados. Los que abandonaron un pedazo de tierra, porque patria no tenían, y han venido para esparcir falsa ideología, para crear divisiones y para servir en este ámbito de libertad al tirano que ha sembrado en la Isla atropellada el crimen, el odio y la opresión.

En el exilio he visto, sin embargo, a campesinos que han fabricado su nueva agricultura en tierra ajena sin abjurar jamás de aquella de la que se despidieron.

He visto en el exilio a médicos y profesionales reconstruyendo sus carreras al tiempo en que trabajaban mal pagados en fábricas hacinadas. He conocido a escritores que sostenían la escoba en sus manos sin olvidar la pluma que les reclamaba el regreso al romance de su vocación literaria.

He conocido en tierras de libertad a mujeres y hombres con la altura moral de una empinada asta de bandera, que llegaron de Cuba cuando eran niños, prendidas sus manos de manos desconocidas. Los padres, allá, en la tierra convulsa se separaban lagrimosos de sus criaturas con la ilusión de que éstas vivieran en tierra libre, con esperanzas vestidas de limpio. Los asombrosos niños de Peter Pan son honra del exilio cubano. Sus logros exaltan la fertilidad del sacrificio y la libertad.

Una de las experiencias más dramáticas del exilio, para mí, es la de despedir en un cementerio local a un cubano que se murió con hambre de Cuba. Pudiera intentar una larga lista, pero siempre cometería impropias omisiones. Voy a mencionar a un íntimo amigo que a punto de exhalar su último suspiro, me dijo con entrecortada voz: "no me duele morir, lo que me duele es morir fuera de Cuba".

El exilio es una rara combinación. Para unos, gloria, triunfos, reflectores, aplausos y riquezas. Para otros, pobreza, soledad, escasez, insomnio y desespero. Este exilio, que se ha ido integrando por etapas, es diverso. Para la gente de mi edad, Cuba es innegociable, la queremos libre, sin zurcidos en el traje. En ese empeño hemos ido dejando pedazos de juventud. Los que han venido llegando después no pueden tener de Cuba el mismo recuerdo que el nuestro. Han dejado atrás una tierra encadenada, un sistema de opresión feroz y un amargo sentimiento de frustración que es perdurable.

Cuando oigo a algún recién llegado hablando despectivamente del exilio histórico, se me sale de seno la rebeldía. Estos cincuenta años de destierro contienen un cúmulo de heroísmo, sacrificio y patriotismo que únicamente pueden negarlo los que estén ciegos por el odio o tienen corrompido el corazón por la maldad.

El exilio es sueño interrumpido, sonrisas que alternan con lágrimas, nostalgias que invaden el alma, despedidas que han dejado incurables cicatrices, es andar al frente con el corazón mirando hacia atrás. No importa lo que hayamos alcanzado ni la importancia que hemos conquistado. Para el verdadero exiliado nada hay que valga más que la ansiosa ilusión de una patria redimida.

Hoy día existen puentes de comunicación entre el exilio y la Isla aherrojada. Hay quienes van a la Isla con un equipaje de sorpresas y un plan empaquetado en carcajadas. Son los que han cambiado el traje de desterrados por el uniforme de turistas. Pero hay otros que van a dar el beso último a la madre enferma y llevan como equipaje pan para saciar el hambre y medicinas para aliviar el mal. Es, evidente, sin embargo, que estos trámites de los viajes a Cuba, sea cual fuere el motivo, cobran el precio del silencio por parte del viajero.

A nosotros, en las primeras décadas del destierro nos tocó una etapa dolorosa y cruel de aislamiento total. Conozco personas - más de lo que quisiera -, que no pudieron cerrar los ojos al padre moribundo, ni visitar a sus enfermos y seres más amados, que en tierra cubana clamaban por un abrazo y por una limosna de cercanía. Cuando veo a algún cínico sonreír malévolamente, cuando hablamos del dolor del exilio cubano, tengo que cerrar mis puños para no golpearlo. El que no es capaz de entender el dolor ajeno ha dejado de ser humano.

El exilio podrá tener sus momentos de alegría, sus horas de disfrute de abundancias y sus conquistas felices; pero no por eso deja de ser fundamentalmente un exilio triste. Cuando se apaga la última nota de la música, se queda vacía la copa en que celebramos la felicidad y regresamos a nuestro íntimo reencuentro con la almohada y desnudamos, ante Dios, nuestra alma sin que nos importe el pudor, sabemos que no tenemos patria, que Cuba nos ha sido robada, que nos espera una tumba bajo cielo extraño y que, a fin de cuentas, por mucho que creamos tener, nada somos. La risa es pasajera, la tristeza es resurgente.

Soy un exiliado, un viejo exiliado. En Miami tengo hijos, nietos y biznietos, amigos y hermanos. Pudiera decir que, a mis años, nada me falta; pero eso sería engañarme. Me falta Cuba, y mientras no la tenga no seré más que un errante caminante que anduvo por sendas que jamás le pertenecieron.

Sé que moriré fuera de Cuba, como un exiliado más; pero el consuelo que me queda es el de que Cuba seguirá viviendo más allá de mi muerte. Otras manos, otras voluntades rescatarán a Cuba de la ignominia.

¡Y ese día celebraré en el cielo, con millares de mis amados compatriotas, la fiesta más grande que haya conocido la eternidad!



PA TI QUE ESTAS SUFRIENDO LO MISMO QUE YO, Y VEMOS A CUBA EN EL FONDO DE LA TAZA DE CAFE QUE TOMAMOS. JIMENEZ

Thursday, July 22, 2010

El por qué he titulado mi Blog “El Chiffonier de Mi Abuela”

    


    El por qué he titulado mi Blog
“El Chiffonier de Mi Abuela”



A continuación, un tributo que le hiciera a la viejecita que me lo inspiro el día de su muerte, un 8 de junio de 2009.



Abuela nació el 20 de febrero de 1910 en La Habana, aunque vivió en La Villa de Pepe Antonio, Guanabacoa, en la periferia de la capital cubana, hasta 1970 en que abandonó la isla cubana, la patria que nunca olvidó.


Abuelita Consuelo amó la vida como Dios se la concedió. Vivió consagrada a su familia, siendo recíproco nuestro amor hacia ella hasta el último hálito de su vida. Apreció las pequeñas cosas que hacen grandiosa la existencia: el trino de un ave que vuela raudo a defender su nido o ingenuamente saluda al sol con su canto.


Me decía que la lluvia eran lágrimas del cielo y que las gotas del rocío eran perlas que brotaban de los ojos de la Virgen. Ya, viejita, pasaba algunas horas sentadita en el balcón, era su pasatiempo: mirar como los paticos recién nacidos se movían graciosamente detrás de la madre, que les enseñaba a beber el agua que había quedado estancada en cierto agujero en el pavimento; asimismo, admiraba al buen samaritano que día a día se dedicaba a darle de comer a los animalitos del lugar y expresaba conmovida que, "ese señor era un ejemplo de San Francisco de Asís y que justamente, era la actitud cristiana que debía adoptar el resto de la humanidad con las criaturas de la fauna, máxima con sus semejantes”.


Abuela vivía muy lejos de lo vano y lo superfluo que abriga la frivolidad, su espíritu se elevaba a la máxima expresión de su natural candidez y espíritu altruista.


Saludaba a los vecinos con su mano blanca y fina ya temblorosa por los años, siempre dadivosa de afecto, mientras contemplaba las hojas de los árboles desprenderse de las ramas, así como caían las hojas de su vida. Allí, solita en su balcón, junto a su adorada gatica, mientras que la luna, su astral y ferviente visitante, peinaba las nubes de su cabello con su refulgencia inmaculada y sus hermosos ojos de un profundo océano azul, se iban cerrando al silencio de la noche con todos los recuerdos atesorados en su memoria, albergando en la ultima etapa de su ocaso, la esperanza de ver fulgurar un rayito de luz de una nueva aurora.


Mi abuelita fue un ser desbordado de ternura, sencilla y alegre. Era esa misma sencillez la que la enaltecía y la hacia brillar con luz propia. En su interior, cobijaba una niña que se quedó intacta en su alma hasta el fin de sus días, con un espíritu límpido, casi inocente, con una sonrisa siempre que brindar en las alegrías y penas.


Pasó un mes y días entre la vida y la muerte, extinguiéndose poco a poco hasta que las fuerzas y la decepción abandonaron su consumido y frágil cuerpecito, y su amoroso corazón se llevaba con sus últimos latidos, la triste verdad del develo de sus críticos inquisidores. Sin embargo, su amor nobilísimo no conocía el rencor y se marchó con un gesto de paz y de perdón dibujado en su entrañable rostro y una delicada sonrisa elevada hacia el cielo.


En la madrugada de su muerte y en la soledad del hogar que fuera refugio de sus últimos días, abrí por primera vez el Chifonier de mi Abuela, un lindo mueble antiguo que ella cuidaba con esmero y donde guarda todo su caudal: el amor a Dios transpiraba en su interior, así como su lealtad a la patria y el conocimiento y orgullo evidente de su cultura y sus raíces; poseía una profunda admiración por las artes, en la que destacaba su sensibilidad por la poesía, la música y la buena lectura; allí guardaba álbumes con fotografías de sus antepasados y descendientes y al lado de cada uno de nosotros un verso de su inspiración; nunca supimos, hasta ese momento, que por varios años había auxiliado a un niño pobre de Etiopía y que ayudaba a los niños necesitados del África a través de una Iglesia Católica, con quienes mantenía correspondencia y mandaba la suma de lo que podía mensualmente y ellos, en reciproca gratitud, le enviaban artículos religiosos elaborados por las manos de esos niños y religiosos de la congregación; tampoco conociamos de su interés y patrocinio a investigaciones Científicas-Médicas con principios eticos.. Sin embargo, nada de esto me sorprendió ya que conocía la bondad de su corazón, simplemente confirmé una vez mas, lo que siempre había pensado de mi abuela: que había sido genuinamente una mujer excepcional.


¡Abuela querida, gracias por tu incondicional amor, por tu dulce abnegación! ¡Gracias, por constituir una parte armónica de la persona que hoy soy, por corregirme, forjándome más fuerte ante la adversidad! Sé tú, la luz que nos guíe por caminos de justicia. ¡Gracias, abuela, por protegerme del peligro con tu sabio instinto, mientras escalabas conmigo las montañas para tocar las estrellas junto a ti!




Dinorah C Rivas

Sunday, July 18, 2010

"SOLEDAD" Por Cástulo Gregorisch



Biografía.

Cástulo Gregorisch nació en La Habana, Cuba, el 24 de mayo de 1938. Actualmente reside en compañía de su familia, en la ciudad de Pembroke Pines en la Florida.

Arribó a Estados Unidos en el año 1961, acompañado por su esposa e hija de pocos meses de nacida, estableciéndose en la ciudad de Kansas City, estado de Missouri, donde naciese su hijo y continuara su carrera bancaria la que comenzase con el Banco Continental Cubano de La Habana. Se especializó en el campo internacional trasladándose más tarde a la Florida ocupando importantes posiciones en diferentes bancos, en los que dejara sentada su capacidad y conocimientos.

Egresado del Instituto Edison e Instituto de La Víbora, cuentan entre sus principales actividades, la de escribir poemas, la mayoría de los cuales de corte patriótico aunque su versatilidad le ha permitido escribirlos de orden filosófico, costumbrista, etc.

Sus poemas no se ajustan a reglas establecidas sólo obedeciendo a la espontaneidad de su fecunda inspiración.

Su obra poética consta hasta la fecha con más de cuatrocientos cincuenta poemas. Sus dos libros “Poemas” y “Poemas II” se encuentran incorporados a la extensa biblioteca de la Universidad de Miami.


http://poesiacubanadesdeelexilio.wordpress.com/




SOLEDAD


   Nos vamos quedando solos . . .

los que primero llegamos,

los que allá no nos quedamos,

somos el exilio histórico.




    Nos vamos quedando solos . . .

los que nunca claudicamos,

los que nunca nos plegamos

a un cruel sistema oprobioso.



     Nos vamos quedando solos . . .

el tiempo sigue pasando

con sus años aplastando

nuestras vidas, a su antojo.



    Nos vamos quedando solos . . .

amigos, padres, hermanos,

marchan a un mundo lejano

sin ver la patria que añoro.



     Nos vamos quedando solos . . .

pronto seremos pasado,

quizás poco recordados,

pero dignos y orgullosos.



     Nos vamos quedando solos . . .

en un mundo desterrado,

donde hemos sido ignorados

por Pilatos y envidiosos.



    Nos vamos quedando solos . . .

lejos de aquel patio amado,

donde el alma hemos dejado,

llenos de dolor y enojo.



Nos vamos quedando solos,

de nostalgia acompañados,

corazones estrujados

y lágrimas en los ojos.


         Nos vamos quedando solos . . .



Cástulo Gregorisch

9/12/09



Tuesday, July 13, 2010

Olga Guillot. Una Cálida Ovación a su Gloria Eterna.

  



Olga Guillot, de Gira con Dios

Se nos ha ido para siempre nuestra Olguita Guillot de gira con Dios, y su inesperado viaje, sorprende al mundo del espectáculo y de la música que por décadas, la coronó de laureles, alcanzando con merecido éxito el sitio preponderante de las Divas, y es, precisamente éste, el escenario de su último concierto, el que cala hondo en el corazón de su público que la encomió, sin lugar a dudas, como "La Reina del Bolero".

Se va, como se han ido tantísimos compatriotas, sin volver a pisar la tierra que amó con devoción, sin volver a contemplar el mar turquesa, por el que tantas veces suspiro desde lejanas orillas, sin volver a ver en su “cielo azul tisú” el sol ardiente, que ilumino sin extinguirse cada camino que anduvo por el mundo, como sello honroso de cubanía.

Hoy, se oye el lloro de palmeras que un día soberanas cortejaron sus sueños de niña, han cesado el vaivén cadencioso de sus penachos al silencio de su voz.  Pero nuestra Olguita, se lleva consigo muy intrínseco en el alma, un insondable amor por Cuba, y allá está, cual dulce brisa cantándole a su pueblo.

Descansa en paz. ¡Olga de Cuba!.
Dinorah C Rivas


Mis sentidas condolencias para su hija Olguita, demás familiares y amigos.